Probablemente más de alguno tuvo como compañero de curso a un niño perfeccionista en el colegio. Aquel chico que era considerado el mas aplicado, que sacaba las mejores notas y que parecía hacerlo todo bien. Amados por los profesores y exigidos por sus padres, estos niños suelen enfrentar gran presión y las burlas por parte de sus propios compañeros que los catalogan como ¨mateos´´.
Isabel Salinas, profesora de Educación
Básica, cuenta que es ´´frecuente verlos llorar o amurrarse cuando no obtienen
nota 7, aunque nunca bajan del 6,5. A veces suelen ser los padres quienes los
presionan. Cuando una les pregunta, los niños cuentan que los papás los castigan
si no cumplen sus expectativas´´.
Inseguros y rechazados
Para los psicólogos, El problema surge cuando- en lugar de canalizar positivamente sus
buenos resultados académicos -, los niños terminan volviéndose tan competitivos
que les resulta imposible enfrentar la idea del fracaso. ´´ Tratan de
protegerse de las criticas y temen que se les deje de querer si fallan. Terminan
siendo niños muy inseguros´´, asegura Virginia Smith, de la Asociación de
Psicólogos en Educación de E.E.U.U.
En chile, la psicóloga y académica de la U.
del Desarrollo, Gloria Chanes, explica que la inseguridad surge como patrón en
estos niños, ´´porque basan todo su éxito en el rendimiento académico y en el
hecho de sentirse validados, especialmente por sus padres. Creen que sólo así
pueden tener el control sobre sí mismos y sobre su entorno´´.
La directora de la Escuela de Psicología de
la Universidad del Desarrollo en Santiago, María Paz Soublette, explica que en
estos casos lo más difícil es darse cuenta que existe un problema. En general
el niño ´´mateo ‘no da problema. Se le sigue estimulando en la competencia y lo
más probable es que a los 16 años termine convirtiéndose en el antipático del
curso´´, dice.
Efectos nocivos
El resultado para estos niños termina siendo,
en muchos casos, la marginación y la dificultad para disfrutar el juego con sus
pares. También existen trastornos emocionales que, según los expertos, pueden
empezar a manifestarse en la adolescencia
´´son niños muy ansiosos, que en su edad
adulta pueden caer en estados depresivos. En casos más extremos surgen
problemas como la anorexia incluso ideas o intentos de suicidio, porque sienten
que son incapaces de cumplir con las expectativas´´, dice Gloria Chanes.
Este tipo de situación se genera
especialmente cuando el niño perfeccionista tiene limitaciones para el estudio
´´y no de tipo cognitivo, sino emocional; estrés en el hogar, abuso psicológico
o un clima de hostilidad permanente y una fuerte presión por obtener
resultados´´, recalca Chanes.
IPS clinica
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