lunes, 25 de abril de 2016

Estados de Angustia extrema en la Adolescencia

 

Por María Teresa Villafrade
 ¿Que lleva a un adolecente a herirse brazos o piernas? ¿Por qué siente alivio en vez de dolor? Existe preocupación entre los especialistas por el considerable aumento en sus consultas privadas de pacientes que se autolesionen , en su mayoría presas de una angustia que no logran canalizar si no es a través de cortes, quemaduras o golpes.

Es importante aclarar que la autoagresión no es lo mismo que el intento de suicidio, porque en el primero la persona se quiere sentir mejor y en el segundo se quiere dejar de sentir dice la Psiquiatra Patricia Cordella.

En Chile, al igual que en el resto del mundo este tipo de conductas autodestructivas han aumentado, tal como constan los especialistas en su experiencia clínica. En otros países incluso se llega a extremos increíbles, que van desde la mutilación hasta la desfiguración o castración.

Según Cordella, la autolesión es un daño voluntario y cuando una paciente toma la decisión de cortarse la piel, que es lo más frecuente, lo hace desde el deseo de cambiar el estado de ánimo. Eso es lo que la diferencia con los intentos de suicidios, que son el deseo de terminar con la vida, pues no se cree que haya posibilidad de cambios, es decir, hay desesperanza. En la autolesión la esperanza está puesta en este acto: después de cortarme me sentiré mejor.

Una pelea, un desencuentro con el papá o la mamá pueden ser los primeros detonantes. El peligro está en con el tiempo esto se convierta en un hábito y adquiera una dinámica adictiva en la que ya no importa tanto qué la gatilla.

La Doctora Ximena Sepúlveda de la unidad de psiquiatría de niños y adolecentes de Clínica Las Condes, explica que la mayoría de los afectados son adolecentes (mujeres más que varones), entre los 12 y 18 años: Dicen que sienten una angustia tan tremenda que sólo el dolor físico los hace el dolor psíquico, los libera de alguna manera. Algunas niñitas me han dicho que temen enloquecer y que por eso prefieren el dolor físico a la angustia, relata la psiquiatra.

Los adolecentes que tienen más dificultades en consolidar su identidad son los más vulnerables, Este síndrome se llama difusión de identidad y es término que acuñó el psicoanalista Otto Kernberg, un chileno radicado en Estados Unidos, que ha estudiado mucho los problemas de personalidad. Se caracteriza por presentar mucha angustia, sentimientos de vacío o soledad que son distintos a los estados depresivos. Cuando a este adolecente tú le pides que te cuente cómo es, caen en una angustia espantosa, no pueden, agrega.

La identidad tiene que ver con el aspecto psicológico y corporal. A veces, jovencitas con trastornos alimenticios cómo la bulimia también caen en la autolesión. Es una forma de poner límite, de sentir que hay un cuerpo, algo que sujeta lo que está en tu interior. He visto cómo los chiquillos con más dificultades en organizar su identidad están llenos de piercings, de tatuajes. Yo lo interpreto como una forma de hacer soberanía sobre el cuerpo. Tengo tanta angustia que yo lo maltrato. Hay que distinguir este comportamiento de las enfermedades psiquiátricas propiamente tales, como esquizofrenia, trastornos bipolares, donde también hay autoagresión.  No necesariamente una niñita con autolesiones va derecho al trastorno psiquiátrico, pero si puede estar con problemas en el desarrollo de su personalidad, señala la Dra. Sepúlveda.

La marca del indio
El factor sociocultural influye en los cambios que han experimentado los síntomas. A juicio de la especialista, hoy estamos en la era del cuerpo, de lo externo, de la superficie, de ahí el aumento exponencial que han tenido las anorexias. Se calcula que hasta un 10% de las adolecentes pueden tener algún trastorno alimentario.

La relevancia del cuerpo dentro de lo que es la identidad es lo que explica el aumento de este tipo de enfermedades. En general lo que observo en el entorno familiar de los adolecentes que se autolesionan es que el problema no se pesquisa hasta que ha pasado cerca de un año. La minoría de los padres se da cuenta temprano. Esto te hace pensar que hay poca atención hacia los hijos, que se los mira y se los toca poca. Si ves a tu hija en pleno verano con polera de manga larga, angustiada, bajoneada, una mamá debería notarlo, señala Ximena Sepúlveda.

El síntoma más evidente es la angustia, también la hiperactividad, el llanto fácil, una baja del rendimiento escolar, deterioro social y la aparición de conductas de riesgo, como el abuso de alcohol, de drogas y la promiscuidad sexual. La autolesión no se presenta como un hecho aislado, advierte.

Entre las heridas que más le han impresionado observar es una conocida como la marca del indio que consiste en presionar fuertemente  un dedo sobre el dorso de la mano, en forma circular, hasta ocasionar una herida y sacar un pedazo de piel. A una niñita se le necrosaron los cortes, ella andaba feliz con la marca del indio e ignoro por qué le llaman así. Otras más pillas se hacen cortes en los tobillos, porque no se notan.

La doctora Paulina Cordella explica que estos actos se hacen como un ritual oculto, es decir, no hay testigos. Los tres elementos que conforman la autolesión son: un detonante, un rito y un secreto.
Los gatillantes suelen ser estados emocionales desagradables derivados de interacciones con personas afectivamente importantes: la mamá, el papá, el pololo. El rito tiene que ver con el objeto que se utiliza para cortarse. Una paciente guardaba un pedazo de vidrio azul en un bolsito que tenía siempre en su cartera, otra recogía de la calle objetos cortantes como trozos de metal, de vidrios, otra tenía una hoja de afeitar que había pertenecido a su padre.   Los cortes con tiptop son muy frecuentes. En cada caso hay que buscar significados de fondo, dice la doctora Cordella.
El secreto, por último, forma parte de la necesidad de marcar frontera en su espacio personal. Esto le permite al adolecente tener la ilusión de administrar un trozo de piel, un trozo e tiempo.
El tipo de pacientes que presentan un psiquismo inmaduro son aquellos que tienen historias traumatizadas por el abandono, la agresión o la responsabilidad de cargar desde pequeños con adultos inestables o enfermos psíquicamente.

¿En qué se diferencia la autoagresión con el sadomasoquismo?
En que la persona separa la conciencia del cuerpo, de la conciencia de psiquis, de modo que siente el cuerpo ajeno a sí mismo, como si fuera un objeto desapegado de éste. Una vez que se produce esa disociación, la paciente puede hacer uso de su cuerpo y entonces lo corta, sin sentir dolor que se siente cuando uno se corta. Por eso es que no hay relación con el sadomasoquismo, en el cual hay otro que se hace sentir dolorosamente y obtiene placer con ello. Los cortes son paradójicamente, un modo que tiene la paciente de volver a integrarse, ya que una vez consumado vuelve a sentir que está entero y, por lo tanto siente bienestar.

Ocultar armas y heridas
La psiquiatra Patricia Cordella aclara que realiza el corte, visto el sangramiento, pueden aparecer la vergüenza, la culpa, sentimientos que tampoco son agradables. Parte del secreto es ocultar las herramientas, las armas, las heridas, las cicatrices.
La cicatriz parece dar cuenta de la necesidad de imprimirnos que tenemos los seres humanos. Necesitamos diferenciarnos con un nombre propio, con características propias, con deseos que nos pertenezcan. En estas pacientes el psiquismo se muestra enfermo. Incapaz de hacerse cargo de los montos de angustia y ansiedad que nos genera inevitablemente la interacción con otros. La solución de la autolesión es fácil, rápida, a la mano. Está a tono con los tiempos en que nadie valora la espera de un proceso de cambio y crecimiento que durará años, señala.

El período de la adolescencia es difícil y los expertos aconsejan a los padres consultar de inmediato ante cualquier síntoma de autoagresión. El tratamiento consiste principalmente en psicoterapia y, en algunos casos, se requiere fármaco terapia, sobre todo cuando hay problemas con el control de impulso.