Es habitual que los
padres y madres se sientan mal y tengan miedo ante la posibilidad de que sus
hijos/as sean homosexuales o bisexuales, las familias dan por hecho la
heterosexualidad de sus hijos/as, por lo que es frecuente que se desconcierten
al descubrir que no es así, entrando en un estado de confusión y culpabilidad.
Una vez que se acepta
la realidad, lo habitual y positivo es que vuelvan a ver su hijo/a como tal, pues
no cambia nada en ellos/as aparte de la etiqueta que le pongan. Presentamos
aquí algunas de las principales preocupaciones de los padres y madres de
adolescentes homosexuales y bisexuales,
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Pensar que el
desarrollo de sus hijos/as será diferente al de sus compañeros/as y que serán
rechazados/as
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No saber si hablar de
ello, pues por una parte tienen la necesidad de hacerlo, pero por otra,
prefieren mantenerlo oculto - al menos al inicio
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El temor a que cambie
la familia y no saber cómo tratar ahora a sus hijos/as
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No saber cómo ayudar
a sus hijos/as en su desarrollo, agravándose miedos como los tipos de amistades
o ambientes donde se moverán
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Sentimientos de
inseguridad o decepción con respecto a los hijos/as dado que no seguirán sus
expectativas.
El primer trabajo que
habría que hacer al interior de las familias es analizar por qué aparecen estos
miedos o el rechazo. Algunas posibles causas de estos son:
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La propia homofobia
de los padres
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El temor a las
consecuencias negativas que puedan sufrir sus hijos/as y su familia
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La renuncia a las
expectativas que tenían respecto a sus hijos/as y a su proyecto de descendencia
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El miedo al rechazo
social.
El paso posterior que
deberán dar es comprender que el rechazo hacia la homosexualidad no es una
opción, pues implica el rechazo de sus hijos
como personas y puede
conllevarles graves consecuencias. Para trabajar todo ello es fundamental que
los padres y madres interioricen que su familia puede convertirse en el
principal factor de protección con el que pueden contar sus hijos/as ante los
problemas que encuentren.
Igualmente, deben
asumir que sus hijos/as se definen en muchas dimensiones, no sólo según su
orientación sexual. Especialmente, que al
desvelar su
orientación sexual lo único que debería cambiar en la familia es el grado de
intimidad y confianza, que pasa a ser mayor. En este sentido, muchos adolescentes
ocultan su homosexualidad a su familia y cabría explorar por qué.
Es recomendable que
se haga explícita la aceptación y el respeto hacia cualquier orientación sexual.
Asimismo, una vez que los padres integren la noticia, habría que apoyar el
bienestar familiar, dando pautas para que mantengan y mejoren sus relaciones,
potenciando la comunicación y las actividades comunes (especialmente de ocio). Se
propone para ello:
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La aceptación
incondicional de sus hijos/as, valorándolos positivamente y dándole afecto.
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El mantenimiento de
relaciones cálidas y vías de
comunicación abiertas.
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Estar disponibles y
accesibles.
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No mostrar actitudes
de rechazo o disgusto.
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No manifestar la
preferencia porque sean heterosexuales.
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No poner en duda su
orientación e intentar cambiarla.
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No pedirles que lo
oculten.
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Aceptar a sus
parejas.
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Solicitar ayuda
profesional.