martes, 29 de julio de 2014

“Si la vida pierde su sentido”



“Si la vida pierde su sentido”.

Como podemos darnos cuenta que la vida ha dejado de tener colores y que estamos inmersos en una sensación de, ¿Para qué?. De para qué hago todo lo que estoy haciendo. Nos cuesta disfrutar con las pequeñas y grandes cosas, no tenemos conciencia de placer ni de deseo, se nos dificulta empezar el día y pareciera ser que hay que hacer grandes esfuerzos para salir de ese nido de protección que a veces es nuestro refugio llamado “cama”, tenemos una sensación de estar desvitalizados y que nuestro mayor deseo es estar “tirado”, es decir “recostado”.
Los deberes se transforman en una pesadilla y los quehaceres en un,¿ para qué?. Hasta vestirnos es un gran esfuerzo.
Cuando recobramos los matices del color de la vida muchas veces tiene que ver con el privilegio de sentirnos protegidos por otro, por su piel, sus caricias, sus palabras de comprensión y de amor indudablemente algo de alivio nos otorgan, desde ahí podemos volver a activar un poco de fuerzas para volver a emprender, y cuando nos damos cuenta de que algo nos resulta, un logro, actúa como una inyección de motivación que nos dará el aliento para poder seguir un nuevo período.
Lo que podemos aprender de esto es; “Priorizar por las relaciones humanas”, en la comprensión y no en la instrucción del otro, en el acoger y no criticar. No necesitas demostrar tu valía ante el más frágil, tan sólo detenerte en él como te gustaría que se detuvieran en ti.



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